Toxina Botulínica – II parte

Lo sé, lo sé: ya no escribo y os tengo con la intriga del Botox. Pues… ¡hoy os cuento mi experiencia! Ahora que ya han pasado bastantes meses puedo hablar con criterio de los resultados. Repasemos los antecedentes: en marzo fui a mi revisión anual al Hospital Nacional de Parapléjicos y me dijeron que mi vejiga neurógena era demasiado hiperrefléxica (espástica). La medicación no hacía efecto y era necesario aplicar toxina botulínica para «calmarla». Me quedé chafada porque pensaba que estaba bien, pero a la vez me dio mucha intriga. Os agradezco a todos los comentarios -por aquí y vía Facebook– porque me sirvieron muchísimo.

He de decir que iba con las expectativas bastante altas. Se trata de una intervención muy sencilla y que no se tarda nada en realizar. En mi caso, me durmieron un poco y no me enteré de lo que pasó en el quirófano, así que me ahorré el ver a tantas personas alrededor mientras me aplicaban la toxina botulínica. Después tienes que estar dos días en cama… cosa que no llevo nada bien. Sin embargo, el urólogo (que es muy majo), me dejó levantarme un ratito ese mismo día al no tener ningún tipo de síntoma de infección, etc. Al día siguiente me dieron el alta… y al llegar a casa no me encontraba bien. Sí, al final cogí infección. Pero como os decía, el urólogo que es muy majo me atención por teléfono y me dijo qué tenía que hacer. Así da gusto 😀

A las dos semanas me quité la pastilla y disfruté de una semana estupenda en la que no tenía que ir al baño alrededor de siete veces al día, únicamente cuatro. ¡Qué maravilla! Durante esas tres semanas pude salir de casa sin obsesionarme, hacer turismo relajada y, en definitiva, volver a hacer vida sin preocuparme por llevar 300 sondas en el kit de supervivencia. Pero algo debió de complicarse con otro foco de infección y en los meses siguientes fui empeorando y volví a mis siete/ocho sondajes diarios. En la última revisión me recomendaron volver a tomar un poco de medicación y gracias a ello he vuelto a estar otra vez súper bien. ¡Yupiiiiiii!

CONCLUSIÓN: Creo que no debí de entender muy bien cómo tenía que pautarme o seguir adelante después del tratamiento con Botox en cuanto a volver a la medicación. Pero actualmente me encuentro de maravilla y muy contenta con los resultados que se ha conseguido con la toxina botulínica y la pequeña dósis de medicación (Ditropan en mi caso).

Animo a todos aquellos que tengan este tipo de problema a hablarlo con su urólogo, ¡se gana mucho en calidad de vida!

Por cierto, me hizo mucha mucha muuuuuucha ilusión ver a Paco (celador y actor), a Sagra (auxiliar a la que quiero con todo mi corazón), a Eva Terán y a Miguel Ángel Cuesta. Fue un ingreso express que me permitió ver a muy poquitos y quedarme con ganas de hacer una ronda de visitas extensa por el hospital. También me hizo ilusión que para una cosa tan sencilla mis amigos y la Santamaria family se acercara a verme y entretenerme 😉 ¡Gracias!


4 respuestas a “Toxina Botulínica – II parte

  1. Hola, yo también tengo la vejiga neurógena y últimamente las pérdidas nocturnas me incomodan mucho. Leí tu anterior entrada y me sorprendió lo del botox. Me alegro de que te haya resultado positivo y de que nos lo cuentes. Un saludo.

    1. Hola!! Sí, yo también me quedé sorprendida, pero después de probarlo y a pesar de los alti-bajos (que creo que no entendí bien cómo hacerlo jeje) se ha regulado y estoy contentísima. Espero que te sirva esta entrada como ejemplo si decides consultarle al urólogo sobre ello! Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo!!!

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